En concreto, el estudio, publicado en la revista ‘Science’, muestra que una toxina ligada al cólera y otras enfermedades, llamada ACD, es capaz de incapacitar a una molécula escasa y haciendo inútil a la célula inmune como, por ejemplo, la actina.
De hecho, estudios anteriores ya habían demostrado que varias cadenas de ACD juntas consiguen reducir la capacidad de la actina para funcionar correctamente, lo que restringe la forma en la que las células inmunes neutralizan las bacterias.
El sistema inmunológico humano suele tener éxito en la lucha contra los invasores al matar las bacterias y neutralizar las toxinas, lo que significa que a las bacterias a menudo no se les da la oportunidad de producir y entregar gran parte de una toxina a sus células diana.
Sabiendo que una sola molécula de las toxinas bacterianas más mortales puede matar a una célula, los investigadores han barajado la posibilidad de que menor cantidad de la toxina ACD desactive las células apuntando a algo menos común que la actina en sí.
Suponiendo que la actina es el objetivo primario, los investigadores estimaron que una sola molécula de ACD introducida a una célula animal típica tardaría seis meses en desactivar la actina en la célula.
Fuente: Science